Por Nelson Lombana Silva:
Mientras el comandante de la sexta brigada con sede en Ibagué, coronel Julio Cesar Prieto Rivera y su homólogo de la policía nacional, división Tolima, coronel José Javier Herrera, insisten en los medios de comunicación de que en el Tolima no hay paramilitarismo, los hechos tozudos señalan que nunca han desaparecido del departamento y siguen cometiendo toda clase de bellaquerías contra el pueblo humilde, desamparado y atemorizado por estos sujetos supuestamente desmovilizados.
En la mayoría de los casos, señalan campesinos del sur del Tolima, los panfletos son entregados por los mismos militares y policías, lo cual genera sospecha entre los habitantes de esta sección del país. No entienden cómo las autoridades se prestan para aterrorizar y sembrar la incertidumbre entre indígenas y campesinos de municipios como Coyaima, Natagaima, Ortega, Chaparral, Guamo, Purificación, Saldaña, etc., incrementando de esta manera el desplazamiento forzado.
En el transcurso de la semana que culminó, medios regionales de comunicación informaron de la difusión nuevamente de panfletos en el sur del Tolima, especialmente en los municipios aquí nombrados. La campaña de terror y amedrentamiento se hace en una de las regiones del país más militarizadas, en período electoral.
Secuencia de hechos
El siete de enero de 2011, fue asesinado de cuatro impactos el joven Andrés Quiñones en el barrio “Benigno Capera” de Coyaima cuando regresaba a casa hacia la media noche. Ese día, dijeron vecinos, individuos que se movilizaban libremente en camioneta estuvieron preguntándolo.
El 14 de enero hacia las cinco de la tarde, campesinos e indígenas del resguardo San Diego del municipio de Ortega, vieron a cinco hombres costeños, fuertemente armados y usando prendas militares merodeando la zona, como Pedro por su casa.
El 24 de enero, aparecen unos grafitis que dicen: “Auc royer”, sobre la vía Castilla – Coyaima. Esa misma noche inundan de esa propaganda los diversos barrios del municipio de Coyaima. Dichos panfletos señalan que van a matar a los ladrones, cuatreros, auxiliadores de la guerrilla, que es mejor que se vayan y ordenan a los comerciantes cerrar sus negocios a las nueve de la noche.
El tres de febrero, a las seis de la tarde, aproximadamente, a tres kilómetros de Coyaima un grupo armado salió y detuvo el carro repartidor de Postobón, llevándolo para la vereda El Porvenir, allí sustrajeron la mercancía y la pasaron a otro vehículo. Todo en medio de la súper militarización.
El ocho de febrero, es asesinado en el barrio La Esperanza de Coyaima, hacia las 9:30 de la noche, el joven Cristian Capera, conocido por sus amigos popularmente como “Botija”.
La presencia militar – paramilitar no es de ahora
La presencia militar – paramilitar en el sur del Tolima no es de ahora. Tomando apenas los últimos años tenemos que de 2.000 a 2005, grupos paramilitares autodenominados “bloque Tolima” asesinaron, torturaron, amenazaron y desplazaron a muchas familias completas de los municipios de Coyaima, Natagaima, Ortega, Purificación, Guamo, Saldaña, etc.
Si bien ahora no hacen presencia numerosos como otrora, ni a nombre directamente del “bloque Tolima”, se encuentran en grupos pequeños con diversas denominaciones. Unos se hacen llamar “Auc águilas negras”, otros“Auc nuevas autodefensas”, otros “Buitres chupasangre del Urabá antioqueño”.
Por ejemplo, en diciembre de 2008, aparecen panfletos a nombre de estos últimos deseando infeliz navidad y un infeliz año nuevo a varias personas de Coyaima, Natagaima, Ortega, entre otros municipios, acusándolos de secuestradores, narcotraficantes, cuatreros, abigeatos, extorsionistas, violadores, acosadores sexuales, auxiliadores de la guerrilla y sentenciándolos a ser objetivos militar, ser torturados y ajusticiados sin piedad alguna.
A comienzos de 2009, aparece otro panfleto amenazante de las “Auc nuevas autodefensas”, afirmando que esta organización continuará haciendo presencia en la región. Dicho panfleto viene firmado por los sujetos: Giovany del comando militar y Julián del comando Central.
En diciembre de 2010, llega volante de los paramilitares al resguardo indígena Potrerito San Martín, municipio de Coyaima, solicitando de la comunidad dos millones de pesos, dinero que se tenía que cancelar antes del 18 del mismo mes y año.
Tal como lo han venido denunciando diversos organismos defensores de derechos humanos, del orden nacional e internacional, los grupos paramilitares siguen intactos en diversas zonas del país, casi siempre, en zonas fuertemente militarizadas. ¿Simple coincidencia? Podría ser…
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